domingo, 23 de mayo de 2010

De fin de semana en fin de semana

Me resulta tedioso, pero es así. Vivo la vida de fin de semana en fin de semana. Si lo pienso bien, ocurren multitud de cositas agradables durante los días lectivos, pero la sensación más prominente es la de tedio y cansancio.

Tengo que quitarme ese vicio de quedarme solo en lo "superficial" de lo que ocurre durante la semana, soy consciente, pero hay veces que el trabajo lo hace tan difícil... En fin, las semanas pasadas han sido complicadas, pero los fines de semana han compensado el esfuerzo y los malos ratos.

El fin de semana pasado fue San Isidro. Nos levantamos relativamente pronto y salimos a la calle a las once y media, para encontrarnos Madrid todavía dormido. Así que aprovechamos para hacernos unas fotos en Las Vistillas.


Después, nos sentamos un rato a ver el festival de bailes regionales que hacen allí por las mañanas. Nos gustaron mucho los trajes de las zamoranas, y la Xuntanza Galega de Alcobendas (qué buenos gaiteros y gaiteras). Ya hacia la una se entonó un poco y el ambiente se tornó más festivo. Aprovechamos el solete para hacer algunas fotos más de familia, y luego nos dimos una vuelta por los jardines del Príncipe de Anglona, que siguen siendo uno de mis rincones favoritos en Madrid.


Tras un domingo tranquilo en casa de los abuelos y bisabuelo de la enana, salto espacio-temporal hasta este fin de semana. Ayer sábado tuvimos multiactividad:
- de nuevo visita a los "antecesores",
- para continuar a la seis con "la vergüenza friki" en Callao y
- posteriormente nos hemos dado una vuelta por la sierra madrileña. En concreto, hicimos la ruta a , viaje a provincias para cenar en el asiático habitual con los señores Pastor y descendencia.

Y hoy, día exclusivamente familiar, para finalmente hacer lo que llevamos posponiendo desde la primavera pasada: subir a la laguna de Peñalara. La ruta parte del puerto de Cotos y es sencilla si tienes los tobillos fuertes, y bastante asequible a una enana de cuatro años. Los últimos cuatrocientos metros le costaron un poquito, pero al llegar arriba no tenía mala cara en absoluto.


Aunque todo el mundo opina que es mejor bajar que subir, la bajada por las piedras cuesta, y las piernecillas cansadas de Irene se revelaron un poco. Pero el helado que se tomó al llegar de nuevo a Cotos le compensó. Y a mi su sonrisa. Y cómo le decía "amigas" a lagartijas y lagartos, a pesar de verles devorar algun bichito que otro. Y las flores amarillas con pétalos que brillaban como si fueran de plástico pulido. Y esa seta brillante que crecía al lado de "abono vacuno" y que ella denominó "el huevo dorado al lado de la caca de la vaca". ¡Lástima no haberle sacado una foto! Pero sí saqué umna foto de mis dos tesoros, y sus caras me lo dicen todo:



¡Qué buenos fines de semana!

2 comentarios:

  1. Hola:

    Me alegro te haya gustado el Croquembouche que tengo montado en el blog. Las mariposas son comestibles, pero no de fondant, de oblea. Besos y gracias

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  2. cariño, aunque los fines de semana sean especiales, el dia a dia tambien. Borges lo dijo de una manera preciosa:
    "Al cabo de los años he observado que la belleza, como la felicidad, es frecuente. No pasa un día en que no estemos, un instante, en el paraíso"
    Besitos

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