domingo, 9 de enero de 2011
Roscón de Reyes (¡y feliz año 2011!)
El principio de este año 2011 (y el final del 2010) ha sido... inesperado, si se puede decir eso cuando alguien lleva luchando con la enfermedad tanto tiempo. Pero sí, me vale, ha sido triste e inesperado.
El día 2 nos dejó Nati, con 77 años recién cumplidos. El 5 (o quizá fuera ya el 6 de madrugada) nos dejó Ana, con 42 si no me equivoco. Ambas de cáncer. Y el día 6 también nos dejó Petra, con 79 años, en este caso de una enfermedad neurodegenerativa desconocida. En los tres casos doy gracias a Dios por llevárselas al fin consigo, porque ya descansan, ya no sufren, y están allí, esperando a que nos reunamos con ellas en la felicidad eterna.
Pero a pesar de las pérdidas, de la tristeza que siempre me da ver a los que se quedan en su sufrimiento, pero a la vez con ese espíritu de extraña alegría que me queda al saber que cada vez hay más gente querida allí arriba, y con ganas de conseguir alegrar a los que viven a mi alrededor, me dispuse a hacer roscón para el Dia de Reyes. Porque es un día especial. Porque se lo merecen. Porque quiero luchar por mantener la ilusión y la alegría de estos días de Navidad, y porque en parte de esto se trata.
La receta la saqué de aquí y el único cambio que hice fue añadirle 20 gr más de azúcar porque me parecía poco (y aun así le hubiera hecho falta, para mi gusto, algo más). La harina y la levadura las compré en el obrador de la calle Humilladero (y no tienen nada que ver con las que compro en el super, se nota la diferencia y en adelante utilizaré estas). Las frutas escarchadas (salvo la naranja y el limón) también las compré allí.
Si ningún otro cambio, esta es la pinta que tenía la masa, gracias de nuevo al robotico porque hacerla a mano hubiera sido... pringoso
y así queda el roscón recién formado, casi tres horas después (dos horas y media de lévedo y un rato de amasado a mano y luego el formado, pintado, ponerle las frutas y ponerle el azúcar humedecido por encima).
Esta es la pinta del roscón después del segundo lévedo (se nota porque el agujero del centro es más pequeño y porque las frutas están más separadas que en la anterior, es que no me acordé de hacer la foto a la misma distancia y desde el mismo ángulo, perdonen ustedes :-) )
Y esta es la del roscón recién salido del horno
Dentro tenían la sorpresa y el haba, esta última es una tontería pero me hacía ilusión, no sé por qué. Pero cuando fue Irene quien se la encontró y le dije lo que significaba, ni corta ni perezosa se fue a su habitación, trajo la hucha y me preguntó que cuanto costaba. 10 céntimos y un beso le pedí, y 10 céntimos y un beso me dio, que tengo guardado en el corazón (porque los céntimos los devolví a su huchita, ¿qué podía hacer?). Así que cuando vuelva a hacerlo, porque la receta vale la pena, no me olvidaré de ponerle haba, y cuando me pregunten el precio les diré que no tiene, porque es verdad, pero pediré un beso :-)
Qué más decir... sabe mejor que el de las tiendas y si se hornea 25 minutos queda buenísimo -- es que el primero lo horneé 35 porque tenía miedo de que quedara un poco crudo y se me secó, el segundo lo hice con 25 minutos y estaba excelente--. Si ya se moja en buen chocolate con leche, no tengo palabras. Me tomé dos tazas y tres trozos de roscón (a la porra la dieta :-) ).
Espero que la alegría y la dulzura nos duren para el resto del año. Y lo que tenga que pasar, que pase, pero que nos encuentre así: con ilusión, esperanza y alegría.
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