Después del éxito de público de la "degustación" del domingo de ramos, repito la receta para la celebración de mi xx cumpleaños (snif, cuántos son ya) este fin de semana.
Ya tengo hecho el caramelo, los gajos de naranja ya están macerando, y la mermelada de naranja está enfriándose. Qué diferencia, de verdad, la eupeptina estropeó por completo el sabor de la mermelada que hice hace dos semanas. Esta resulta fresca, y como ya no me quedaban naranjas sanguinas, tiene un color naranja brillante, y no verdoso como la ultima vez (aunque en las fotos no se nota mucho, ¿no?).
Querría haberlo hecho con otro cítrico, pero la media naranja (muy apropiado el nombre :) ) dijo que para qué cambiar la receta si tal y como estaba era ya de diez. Como ando cansada estos días no tuve ganas de intentar rebatirle. ¡Sea!
El susodicho cansancio también ha resultado en que haga trampa con las galletas, aparte de que el robot de cocina (no mi querido Robotico, no, el otro) ha cascado y no me apetecía estar con los cuchillos dándole a la masa (como la vez anterior) ni estar esperando media hora a que la masa enfriara antes de poder estirarla, cortarla y hornearla. Así que fui "a lo fácil" y me pasé por el supermercado.
Vi una masa para tartaletas de una conocida marca y me dije "esto puede resultar bien". Pero cometí dos errores: 1) no la pinché 2) no le puse ningún peso encima. El resultado han sido 10 "pseudobuñuelos" salados que imagino que nos desayunaremos mañana.
Eran las nueve de la noche, la niña ya estaba acostada (menos mal), pero entré en modo pánico. Mi de nuevo media naranja es un sol, y se ofreció a acercarse al supermercado más próximo a por pasta brisa. Por suerte, tenían. Esta vez no cometí ninguno de los dos errores anteriores y, gracias al cielo, las "galletas" no se inflaron ni se deformaron. Quizá se me pasaron una pizca de horneado. Pero también ha habido alguna ventaja: han encogido un poco, por lo que el montaje ha sido facilísimo.
En cualquier caso, he aprendido la(s) lección(es): los experimentos, en casa y con gaseosa, vísteme despacio que tengo prisa, y vé sobre seguro. Veeeenga, me los aplicaré de hoy en adelante (a excepción de la de los experimentos, no puedo, no puedo, no puedo :) ).
La nata la he montado más esta vez (en parte a propósito y en parte porque estaba sacando las bases del horno) y creo que ha sido una suerte. La textura es más compacta, y consigue que el desmontaje sea más fácil.
Ta-dáaaaaaaaaaaaaaa
Además se me ha ocurrido una idea: puesto que los voy a congelar, he montado cada tian sobre un trozo de film de plástico, que me ha permitido envolverlos una vez desmontados, de manera que no se secan (los gajos de naranja de la "primera intentona" sufrieron un poco de sequedad, aunque no se notaba gran cosa en el paladar sí que se notaba en la presencia). Espero que este invento dé buen resultado.
Ya están esperando en el congelador. Espero que estén casi tan buenas como la primera vez.
El caramelo lo acabaré de reducir antes de servirlas, aunque ya va teniendo buena pinta...
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